Posicionamiento:

¿Qué es un laboratorio? Es un espacio de trabajo para un pequeño grupo que tiene el propósito de producir un saber clínico desde la discusión y la exploración.

Entre el psicoanálisis y el feminismo hay tensión, hay conflicto, y eso es precisamente lo más enriquecedor. Esa tensión permite no sólo repensar al psicoanálisis, sino que posibilita situar que el feminismo es una posición política y ética que visibiliza los entramados de poder, que son muy complejos y que están incluso dentro del propio psicoanálisis. Se trata de repensar críticamente los conceptos, textos y metapsicología, sin la amenaza de un castigo. La mujer que piensa críticamente [al psicoanálisis] corre el riesgo de que la corrijan, que la quieran “poner en su lugar”. Ahora bien, para hacer entrar en conflicto al psicoanálisis se requiere de su politización, es decir, no psicopatologizar la vida cotidiana sino politizarla. Esto quiere decir que se discuta públicamente lo que se considera privado, doméstico, del hogar: la maternidad, la sexualidad, el aborto, la violencia, la violación, el goce, el orgasmo, la frigidez, la masturbación, el masoquismo, el apellido del padre, la prostitución, la fantasía, el amor y el deseo.

Partiremos de la idea de que los hombres escribieron y escriben sobre las mujeres, y que las mujeres escriben sobre lo que los hombres escribieron sobre las mujeres. Aquello para ubicar que el deseo "femenino" ocupa para el psicoanálisis un lugar de complemento del deseo del Otro.

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                                                       Sofía Rutenberg

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